Ciencia y arte
- Sil T
- 22 ago
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Bérgamo, 17 de Junio de 2025.
La arquitectura es, en definitiva, un arte y una ciencia a la vez. Combina la creatividad, ya sea a través de la combinación de elementos ya creados, ya existentes, como a través de la concepción de nuevas formas, nuevos materiales, nuevos espacios.
En toda creación está Dios presente de alguna manera. No deben tomar al acto de realizar arquitectura como algo que los eleva a estado de dioses, sino, por el contrario, hablamos a la humanidad de recibir con agradecimiento la inspiración. Decíamos, combina la creatividad de materiales, usos, espacios, formas, colores, dimensiones, proporciones, con ciencia pura. Conocimiento, mente, análisis, cálculo. Todo debe ser verificado numéricamente. Todo es estudiado desde otra mirada más allá de la visual, razón pura. De ahí que lo bello no es observar una buena obra de arquitectura. A veces nos quedamos extasiados, sin poder, sin poder explicar la maravilla, de dónde viene esa sensación al observarla. Es inspiración, en formatos lógicos, comprensibles, racionales, y, sobre todo, proporciones divinas. El que usa proporciones áureas, aún sin darse cuenta, o si utiliza patrones de creación divinos, consigue acceder a capas muy profundas de memorias del alma y así activa recuerdos remotísimos, de eras tan antiguas que no podrían describirse, eones.
Y eso es lo que el que observa o habita reconoce y genera emociones muy profundas. No es casual la belleza, es explicable. No es casual la emoción, es explicable.
La mixtura de arte y ciencia es el valor más grande de la arquitectura. Imagina cuando, además, a esos aspectos, a esas disciplinas, se integra la naturaleza a estas construcciones.
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